#31: Vuelos atrasados
Ah, el aeropuerto, un lugar de infinitas posibilidades y emociones. Llegas con las maletas perfectamente preparadas y el pelo como salido de un anuncio de champú. Te sientes como si valieras un millón de dólares, listo para conquistar el mundo. Pero entonces, llega el temido anuncio por el altavoz: tu vuelo se atrasó. Y así comienza el juego de la espera.
Pasan las horas, tu pelo empieza a parecer un nido de pájaros y empiezas a preguntarte si volverás a ver el interior de un avión. De repente, esa ropa perfectamente planchada y esa cara fresca parecen un recuerdo lejano. Estás cansado, hambriento y solo quieres subir a ese maldito avión. Así que, la próxima vez que te encuentres en el aeropuerto, recuerda: por muy bien que estés cuando llegues, el aeropuerto tiene una forma de humillarnos a todos.