#47: Pequeñas porciones pretenciosas
En las últimas décadas, las cenas de lujo se han vuelto cada vez más populares. Quizás tenga algo que ver con las redes sociales, donde nos bombardean constantemente con imágenes de platos perfectamente emplatados, chefs con estrellas Michelin y restaurantes con las reservas más difíciles de conseguir. Así que ahorramos el dinero que tanto nos ha costado ganar, nos ponemos nuestra ropa más elegante y reservamos en el lugar que está de moda.
Pero entonces se impone la realidad. Nos sirven raciones minúsculas en platos enormes, con ingredientes de los que ni siquiera hemos oído hablar. Y no nos olvidemos del precio: es como comprar un coche y tener solo una rueda. Así que, la próxima vez que sientas la tentación de probar el último restaurante de lujo, recuerda que a veces las mejores comidas son las más sencillas. Y oye, quizás haya llegado el momento de disfrutar de una buena hamburguesa con papas fritas. Después de todo, ¿quién necesita porciones diminutas y platos de lujo cuando se puede comer una hamburguesa grande y jugosa?