#15: Desayuno en la cama
Ah, el desayuno en la cama. Es el lujo definitivo, la oportunidad de empezar el día en un acogedor capullo de mantas y almohadas. Y no olvidemos el potencial para crear contenido de Instagram: no hay nada como una foto perfectamente encuadrada de una tostada con aguacate y una taza de café humeante para dar envidia a todos tus seguidores. Pero en cuanto das el primer mordisco, aparece la realidad. De repente, estás peleando una batalla perdida contra las migas, el jugo, la salsa y otros restos del desayuno.
Es como intentar comer tres platos en una hamaca: en teoría se ve muy bien, pero en la práctica es un desastre. Quizás sea hora de dejar de desayunar en la cama y quedarnos en la mesa de la cocina. O, simplemente, podemos aceptar el hecho de que no hay comidas gratis en la vida y que un poco de salsa y migas en la cama forman parte de la experiencia de desayunar en la cama.