#2: Contraseñas perfectas
A todos nos ha pasado. Creas una nueva cuenta en línea y te ves obligado a pensar en una contraseña. Tu cerebro se descontrola cuando tratas de inventar una contraseña sofisticada que sea imposible de adivinar y prácticamente indescifrable. Después de todo, intentas mantener tu información personal a salvo de piratas informáticos y ladrones de identidad, ¿verdad?
Pero unas semanas después, ya no recuerdas la contraseña. Pruebas todas las combinaciones posibles de letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos, pero nada parece funcionar. Así que realizas todo el proceso de restablecimiento de la contraseña, esta vez aprovechando la oportunidad de escribirla en un lugar seguro. Pero admitámoslo: es probable que la vuelvas a olvidar la próxima vez. Tal vez sea hora de aceptar la vida sencilla y elegir una contraseña que puedas recordar.