#3: La vida sin rumbo
Ah, la vida sin rumbo. Soñamos con viajar a destinos exóticos, conocer nuevas culturas y probar cosas nuevas. Pero luego, llegamos allí y nos damos cuenta de que, vayamos donde vayamos, terminamos haciendo las mismas cosas y sacando las mismas fotos. Es como si estuviéramos en una búsqueda interminable para encontrar la mejor cafetería del mundo o el monumento más digno de un posteo de Instagram.
Cada vez, juramos que probaremos algo nuevo, pero antes de darnos cuenta, estamos de vuelta en nuestra zona de confort, pidiendo nuestro café con leche de siempre y sacando la misma foto que tomamos en nuestras últimas vacaciones. Quizás sea hora de abrazar al turista que llevamos dentro y disfrutar de la experiencia sin preocuparnos de si es “única” o “auténtica”. Después de todo, ¿acaso el objetivo de viajar no es ampliar nuestros horizontes y divertirnos?