Sigue tu instinto
«Estaba practicando senderismo en las Rocky Mountains, paseando por un camino que conozco muy bien. Estaba guiando a un grupo de niños ―eran alrededor de 20 pequeños en edad escolar― desde el campamento en donde trabajaba. Doblé una esquina y vi la mandíbula de un ciervo. Era bastante genial, así que se la mostré a los niños. No tenía carne pegada, por lo que supuse que era vieja. A unos 30 metros más adelante, me encuentro otro hueso. Creo que era un fémur (me especializo en las poblaciones de insectos, no en la anatomía de los ciervos). …
… Este se veía un poco más fresco. Seguimos caminando y encontramos otro hueso. Empecé a ponerme nervioso en este punto; entonces, le explico a los chicos que deberíamos darnos la vuelta y volver. Todos los estudiantes se quejan porque querían ver más cosas muertas, pero los guío por el camino de vuelta al campamento. Dos días después, me llaman para avisarme que un puma atacó a alguien en esa zona. Aparentemente, el puma se había instalado en las cuevas del acantilado y se enojó cuando esta persona se le acercó demasiado. Me alegra haberme alejado de la zona, aun cuando mis estudiantes estaban tan entusiasmados por ver más cosas muertas».