Ve por la escalera
«Estaba en el laboratorio del piso de arriba de la facultad de medicina; éramos solo una amiga y yo practicando nuestros conocimientos quirúrgicos. El edificio contaba con una escalera principal dentro que bajaba hacia el vestíbulo y las aulas, y una escalera extraña afuera que nadie usaba, salvo durante los simulacros de incendio. No era una escalera de incendios, sino la vieja entrada principal al aula del laboratorio. Cuando puse la mano en el picaporte de la escalera principal, me LLENÓ una rara sensación que me decía: “¡Sal de ahí! ¡Por ahí no!”. Era miedo en su estado más puro; me sentía atrapada y ansiosa. Por primera vez en tres años, dije: “Vayamos por la escalera que está afuera…”. Mi amiga no tenía ni idea de que HABÍA otra salida. …
… Al día siguiente, descubrimos que, en el momento exacto en que estábamos bajando por la escalera exterior, uno de nuestros compañeros estaba apuntando con un arma al personal de administración y a los estudiantes en el vestíbulo que estaba al principio de la escalera principal. Lo echaron del programa por sus calificaciones y se volvió loco. Mi amiga aún habla sobre lo que pasó y les dice a todos que siempre confíen en mi instinto. Le tuve que pedir que dejara de hacerlo porque me hacía sentir rara. Estoy segura de que solo debo haber escuchado algo a lo lejos que me dio esa sensación, ¡pero Gavin de Becker estaría orgulloso!».