#44: No estamos llorando, tú estás llorando
En una conmovedora historia de amistad, un pescador brasileño descubrió un pingüino cubierto de petróleo al borde de la muerte en 2011. Decidido a salvar a la pequeña e indefensa criatura, dedicó 11 meses a cuidarla hasta que recuperó la salud. Sin embargo, cuando el pingüino desapareció misteriosamente, el hombre supuso que había vuelto a su hábitat natural.
Para su asombro, unos meses más tarde, el pingüino regresó. Esta extraordinaria ave, de la que se sabe que nada la asombrosa cantidad de 8.000 kilómetros al año, realiza este extraordinario viaje para reunirse con el pescador que le salvó la vida. El resto del año, el pingüino se dedica a aparearse en Argentina, lo que simboliza un vínculo conmovedor que trasciende las especies.