4. Hecho para ti
Según el estado de ánimo de quien la cierre, esta sudadera con capucha estará a medio camino entre una inspiración apasionada y una declaración inquietantemente ambigua. Con la capucha puesta, uno se erige en un bastión de la compasión, un auténtico caballero con armadura de algodón para el reino animal.
Pero con la capucha baja, la narrativa ha dado un giro orwelliano: un “club” del que solo podemos esperar que no tenga cuota de socio. Es como un test de Rorschach de sastrería: lo que se ve depende en gran medida de la capucha y de nuestro optimismo personal sobre la capacidad de la humanidad para descifrar las pistas del contexto.
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