28. Todos las amamos, amigo
Este tipo es felizmente inconsciente o audazmente desvergonzado, ya que luce una camiseta que es toda inocencia en la parte delantera y un codazo en el subtexto. Solo podemos suponer que la declaración en su camiseta significa simplemente que su afecto por Pekín es ilimitado… a menos, claro está, que nos estemos perdiendo un truco aquí.
La camiseta es el recuerdo más preciado de un turista o, lo que es más probable, un astuto guiño a aficiones menos aptas para menores. Este portador de camisetas se mueve en la delgada línea que separa el homenaje cultural del descaro y hace que uno se pregunte si hizo la broma o es el que la recibió y, a juzgar por la inocente sonrisa de su cara, la cosa no pinta bien.